Estudios realizados en los últimos años confirman que la región de Madidi concentra una gran diversidad de especies de peces. Actualmente se cuenta con 333 registros confirmados para Madidi hasta el año 2020, que representan el 40 % de las especies conocidas en Bolivia. De estas, 172 fueron identificadas durante la expedición científica Identidad Madidi, entre 2015 y 2017, y a través de estudios de ictioplancton en 2018, datos que se sumaron a las 161 especies disponibles en la línea de base.
De la especies registradas, 10 son nuevas para Bolivia y 35 son potencialmente nuevas para la ciencia y requieren revisiones de expertos para confirmar sus nombres. Entre las primeras se puede mencionar a Trichomycterus lauzannii, que lleva el nombre de uno de los ictiólogos más importantes que tiene Bolivia.
Entre las candidatas a nuevas especies para la ciencia están los grupos Cetopsorramdia y Microglanis, estos últimos conocidos como bagres abejorros por los colores que tienen. También están las sardinas Moenkhausia. Una de estas especies ha sido nombrada en honor a Madidi y se tienen las descripciones en proceso, se trata de un trabajo largo que exige mucha revisión y coordinación con los especialistas para confirmarlas.
La amplia diversidad de ecosistemas acuáticos en Madidi reafirma su importancia como el área más biodiversa del planeta. En esta región los ecosistemas incluyen lagunas de altura, lagunas de montaña a los pies de los glaciares, arroyos que atraviesan bosques y ríos con mayor caudal o ríos más anchos, zonas con mucha velocidad y otras sin corriente. Ríos que tienen afluentes pequeños, otros más grandes como el río Heath que dejan lagunas y también cuerpos de agua que están aislados en las pampas y donde hay peces. Explica Guido Miranda, investigador responsable de los estudios.
La red hidrográfica del Parque Madidi tiene 16 cuencas, de las cuales se han estudiado cinco, identificando que la cuenca más biodiversa es la del Heath (144 especies confirmadas), le sigue la de Madidi (113 especies), luego la cuenca del Hondo (101), la del Tuichi (76) y la cuenca del Quendeque (38).
La mayor parte de las especies registradas en campo están en los ríos (67,2 %), y una parte de esa riqueza se halla también en los arroyos (50,8 %). Sin embargo, es en los curiches (pantanos) donde se ha encontrado la diversidad más rara y donde se han registrado varias de las especies candidatas a ser nuevas para la ciencia.
Los estudios de ictioplancton realizados en 2018, con la colaboración del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia (IRD), permitieron registrar nuevas especies mediante el estudio de los huevos y larvas que están a la deriva en el río, y que son producto de la reproducción, del desove de los peces.
Para identificar las larvas se usaron técnicas moleculares genéticas extrayendo el ADN, es decir, el material genético que dejan los organismos en el agua (heces, secreciones, descomposición de cadáveres). A partir de la secuenciación y análisis masivo de este material o Metabarcoding y de su comparación con la base de referencias disponible, fue posible identificar 21 especies adicionales que no se detectaron en la pesca tradicional. Este DNA ambiental se aplicó en la cuenca del Tuichi para obtener una mayor diversidad, un método muy útil y eficiente para monitorear la biodiversidad en un área protegida.
“En tan solo 4 semanas de campo registramos 252 especies de las 454 conocidas en toda la cuenca del Beni”, explica Miranda.
El Madidi es zona de reproducción de peces
A partir de los estudios del ictioplancton con técnicas genéticas, se confirmó que Madidi es una zona de reproducción de bagres migradores. Estos peces son los predadores de los ecosistemas acuáticos y llegan hasta el Parque Nacional Madidi para reproducirse en ríos como el Tuichi, el Hondo o en el área protegida de Pilón. Esto muestra la importancia de este sitio y de toda la cuenca para la reproducción de peces.
Un dato interesante es la presencia del dorado, el bagre migrador que tiene el récord en realizar la migración más grande, llegando a recorrer entre unos 8000 kilómetros para volver al lugar donde han nacido.
Amenazas que afectan a las poblaciones de peces
A nivel global, la pérdida de agua es una de las principales amenazas de los ecosistemas acuáticos, sin embargo, también se ha identificado una irresponsable extracción de graba y arena de los ríos, que modifica su estructura y forma, poniendo en riesgo la sobrevivencia de los peces. A esto se suma la minería ilegal que utiliza mercurio y libera al agua también otros desechos afectando a los peces y a las poblaciones cercanas.
La pesca no sostenible, como el caso del pintado o surubí, también amenaza esta diversidad y debe ser regulada con acciones de manejo, de zonificación, de definición de las épocas de pesca, entre otras medidas.
La pérdida de la conectividad en la cuenca del Madera, por la construcción de represas en el Brasil, ha provocado que los peces migradores ya no puedan retornar. Estos bagres son importantes para mantener las funciones de los ecosistemas acuáticos y para la economía local, y si no se toman acciones urgentes estas poblaciones aisladas están destinadas a perderse.
La piraíba es una de las grandes víctimas de la pérdida de conectividad. Esta especie ha sido registrada muy poco desde 2010 y los estudios con la aplicación Ictio confirman que hay muy pocos registros.
Estos estudios revelan el desafío de continuar el trabajo de investigación para obtener más registros de peces en otras cuencas de esta región del país, además de mantener los esfuerzos para conservarlas.