Durante la expedición científica Identidad Madidi (2015-2017), los estudios de mamíferos pequeños se enfocaron tanto en especies terrestres de roedores y marsupiales como en los únicos mamíferos voladores, los murciélagos, revelando una importante información sobre su diversidad y ecología en cada uno de los pisos altitudinales visitados.
Los resultados muestran 53 nuevos registros de roedores y marsupiales de los 74 registrados, 4 de las especies son posibles candidatas a nuevas especies para la ciencia. En cuanto a murciélagos se registró un total de 83 especies, 35 son nuevas para Madidi, 2 son nuevas para Bolivia y 2 son candidatas a nuevas especies para la ciencia. A la fecha, el total de especies confirmadas para Madidi es de 78 roedores y marsupiales y de 103 murciélagos.
Roedores y marsupiales
Los estudios muestran que la riqueza de las comunidades de pequeños mamíferos cambia según los diferentes ecosistemas y la topografía. El pico de diversidad se ubicó entre los 1500 y 1800 m s. n. m., en los bosques montanos de Sarayoj, Mamacona y Cargadero y en las sabanas de altura de Apolo, en las nacientes del río Machariapo. En estos sitios se registraron 14 especies de ratones y marsupiales, de hábitos tanto terrestres como trepadores, algunas de ellas son semiacuáticas, otras cavadoras, y con una variedad de hábitos alimenticios.
“La parte baja del Madidi tiene una gran diversidad tanto de roedores como de marsupiales, y a medida que subimos en altitud, se observa que en las partes más altas ya no hay registros de marsupiales”, explica Marisol Hidalgo del Museo de Historia Natural Alcide d´Orbigny, investigadora que participó en la expedición.
“Queda mucho trabajo aún por realizar. Es un proceso minucioso y muchas especies de marsupiales reportadas en ese gradiente altitudinal no han podido ser identificadas”, complementa Nuria Bernal, investigadora de WCS Bolivia encargada de coordinar la investigación de pequeños mamíferos.
En los estudios de campo se utilizaron distintos métodos para capturar la diversidad de pequeños mamíferos en Madidi, entre éstos las trampas de captura viva y las trampas de caída. También se registraron grabaciones de vocalizaciones emitidas por la llamada rata del bambú, una rata mediana de hábitos nocturnos del género Dactylomys, que vocaliza para marcar su territorio y es muy poco conocida.
“Antes se pensaba que era una rana por el sonido que emitía. A pesar de ser grande tiene unos dedos súper largos que le permite moverse sigilosamente entre las cañas sin hacer ruido”, afirma Bernal.
Según la investigadora a través de Identidad Madidi se conoce un poco más sobre la distribución de varias especies de pequeños mamíferos que anteriormente eran consideradas únicamente amazónicas, y que ahora han sido observadas en las montañas, como los roedores de los géneros Isothrix, Proechimys y Cerradomys. Por otro lado, varias especies que eran típicas de montaña, se han registrado en el piedemonte y en el bosque amazónico, como una de las tres especies de ratas del bambú, Dactylomys boliviensis.
Algunas de las especies cuentan con pocos registros para el país, es así que Lestoros, un roedor (paucituberculado) muy pequeño, característico de bosques de alta montaña, había sido registrado solamente en dos oportunidades y, en ambos casos, en ambientes muy frágiles. Finalmente, se tienen especies de roedores con distribución restringida a los bosques montanos de noroeste de Madidi y sudeste del Perú, como el ratón hocicudo del género Lenoxus, muy poco conocido y endémico de esta zona.
“Con toda esta información se espera tener una idea más clara de la estructura de sus comunidades, su historia natural y distribución, lo que nos permitirá tomar acciones más acertadas para su conservación”, afirma Bernal.
Madidi resguarda especies de pequeños mamíferos aún desconocidas para la ciencia, que además se encuentran amenazadas debido a la fragmentación y pérdida del hábitat. Por su riqueza y abundancia, son fundamentales para la dinámica de los ecosistemas, por ejemplo, como base alimenticia de carnívoros.
La importancia de generar conocimiento sobre este grupo de mamíferos radica en su gran diversidad y representatividad, similar a la de los murciélagos, que constituyen, de manera general, el 36 % y 32 %, respectivamente, del total de las especies de mamíferos, así como en el rol ecológico que juegan como parte de esa biodiversidad y en la cadena trófica.
Chinchillula sahamae Fotografía: Robert Wallace/WCS
Murciélagos en el parque Madidi
Los murciélagos representan uno de los grupos de mamíferos (junto con los roedores) con mayor número de especies en el mundo. En Bolivia hay 143 especies y en Madidi se han confirmado hasta el momento 103 especies gracias al impresionante rango altitudinal, que recorre la alta montaña, pasa por los yungas, y llega hasta los bosques amazónicos preandinos.
Entre las dos nuevas especies para Bolivia destaca un murciélago completamente blanco, el murciélago fantasma (Diclidurus albus), así como las especies candidatas para la ciencia: Sturnira sp.nov y Platyrrhinus sp.nov, que requieren análisis genético para ser confirmadas. Otra especie muy rara es Gardnerycteris koepckeae, reportada por primera vez para Bolivia y que tiene solamente 7 individuos registrados a lo largo de su distribución en Colombia, Perú y Bolivia.
También se capturó al murciélago nectarívoro con la lengua más larga con relación a su cuerpo, Anoura fistulata, una especie de bosque montano de cuya presencia en Bolivia se dudaba, explica Lizette Siles investigadora del Museo de Historia Natural Alcides d´Orbigny, que participó en la expedición.
La diversidad se evaluó en 12 sitios, de lo más bajo a lo más alto: las pampas y los bosques amazónicos del Heath, el Alto Madidi, Sipia, Sarayoj, Mamacona, Machariapo, Cargadero, Chullo, Isañuyoj y Chokollo, que fue la región visitada con mayor altitud (5.300 m s. n. m.). El Alto Madidi (250 m s. n. m.) fue el sitio de mayor diversidad (43 especies) y se verificó que a mayor altitud hay menos especies.
Siles explica que las especies de la familia Phyllostomidae, conocida comúnmente como murciélagos de hoja nasal, abundan en casi todo el área protegida, excepto en los sitios de gran altitud. Tiene dietas diversas y en algunos casos muy especializadas, como es el caso de los nectarívoros y los vampiros. Las especies de la familia Vespertilionidae son todas insectívoras y siempre están presentes en todos los sitios, a pesar de la altitud.
“Al agrupar a los murciélagos por tipo de dieta, se observó que las localidades de tierras bajas hasta las de altitudes intermedias (como los Yungas) sostienen más grupos alimenticios, como los carnívoros (dentro de estos los piscívoros), nectarívoros, e incluso vampiros. A medida que se sube en altitud, hay un recambio de grupos, ya que los especialistas desaparecen, los frugívoros disminuyen y los insectívoros son más dominantes”, comenta Siles.
Los métodos de evaluación utilizados fueron la captura tradicional con redes de niebla, también la trampa arpa que es muy efectiva pero difícil de transportar por su tamaño y la detección acústica como uno de los métodos que llama más la atención.
Un 85 % de las especies del mundo (y todas las especies en Bolivia) usa la ecolocación laríngea y emite sonidos o chillidos ultrasónicos para orientarse espacialmente (navegar) y buscar alimento. Estos chillidos son particulares de cada especie y son útiles para identificarlas. “Para casi la mitad de las especies de murciélagos en Bolivia (42 %) se puede usar un detector de ultrasonidos que permite su registro remoto, esto debido a que los sonidos que emiten son lo suficientemente poderosos para ser captados por el aparato a muchos metros de distancia. En cambio, el resto de las especies, aunque también ecolocalizan, se los denomina susurradores porque sus chillidos no son potentes y solo pueden ser registrados de cerca”, explica la investigadora.
Las especies amenazadas también fueron analizadas por su interés para la conservación. Entre ellas está una especie rara de murciélago vampiro de patas peludas (Diphylla ecaudata), que vive en cuevas, se alimenta de aves y es un nuevo registro para el parque. Este corre el riesgo de ser afectado por las campañas de eliminación de vampiros comunes (Desmodus rotundus) para el control de la rabia en el ganado, por lo que se considera una especie Casi Amenazada.
La estrella de las evaluaciones es el murciélago más grande de América, el carnívoro Vampyrum spectrum, una especie que vive principalmente en bosques primarios no intervenidos, por lo que su hábitat está cada vez más reducido y es considerada Vulnerable. Junto a esta, hay otras tres especies vulnerables, Anoura cultrata, Glyphonycteris daviesi y Trinycteris nicefori, que han sido registradas en pocas ocasiones y están amenazadas por la destrucción de su hábitat.
Anoura sp. Fotografía: Mauricio Ocampo
Además de su alta diversidad, los servicios ambientales que proveen los murciélagos a las poblaciones humanas son muy importantes. Siles explica que los insectívoros, que comen plagas, pueden ahorrar más de un billón de dólares anuales en la producción de maíz a nivel mundial. Los murciélagos frugívoros juegan un rol clave en la regeneración de bosques mediante la dispersión de semillas. Asimismo, los nectarívoros polinizan plantas de importancia económica o flores que han creado una codependencia planta-animal para su supervivencia, y que mantienen la continuidad genética de las poblaciones de plantas.
“Todas estas relaciones aumentan el valor de la conservación de los murciélagos, pero son poco conocidas y no apreciadas, especialmente en las regiones rurales de Bolivia”, concluye Siles.
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