Los pueblos indígenas suelen estar entre las poblaciones con mayores índices de pobreza, y dentro de estas comunidades, las mujeres ocupan posiciones aún más desfavorables, con menor acceso a la educación, la salud y oportunidades laborales. Sin embargo, existen emprendimientos que apuntan a quebrar los factores detrás de este escenario. Un ejemplo de ello es la producción y comercialización de aceites esenciales y jabones impulsadas por mujeres t’simanes y mosetenes de seis comunidades de la Reserva de la Biosfera Pilón Lajas (Bisal, Corte, San Luis Chico, San Luis Grande, San Bernardo y Aguas Claras), en el norte de La Paz.
Con el financiamiento de Nordic Climate Facility (NCF) y el apoyo técnico de Wildlife Conservation Society (WCS) Bolivia, la Agencia Nórdica para el Desarrollo y Ecología (NORDECO) y la Fundación TEKOKAVI, este emprendimiento se inició en 2017 sobre la base de las escuelas de campo: espacios de aprendizaje colectivo en el que las productoras organizan su trabajo, intercambian conocimientos, plantean ideas de nuevos productos, producen diseños y exploran texturas, aromas y colores.
Entre el 2017 y el 2019 se organizaron 16 escuelas de campo con la participación de 66 mujeres. En las primeras escuelas las participantes identificaron 17 especies aromáticas presentes en sus patrios familiares, con base en sus conocimientos herbolarios. De estas, cuatro plantas mostraron un mejor rendimiento para la extracción de aceites: la paja cedrón, el matico, el toronjil y la wira wira. Todo este proceso se realizó con el apoyo de especialistas y el laboratorio del Instituto de Investigaciones Químicas (IIQ) de la UMSA. Adicionalmente, se diseñó una estrategia técnica y comercial para el desarrollo y ejecución del emprendimiento, así como un manual para la elaboración de jabones con base en glicerina. También eligieron el nombre comercial de sus productos: Shan, que en lengua t´simane significa hojas.
En 2018 se construyó la primera planta piloto para la elaboración de los aceites esenciales de paja cedrón y jabones con aromas de chocolate, cítricos, itsy y cúrcuma. El sitio elegido fue San Bernardo, por ser accesible a todas las comunidades. Los primeros jaboncillos que se elaboraron fueron presentados como suvenires por Nordic Climate Fund en la COP 24 (2019) de Polonia. En 2019 y 2020 derrumbes de gran magnitud afectaron a esta planta, por lo cual, con el apoyo de técnicos y comunarios locales, sus instalaciones fueron trasladadas a la comunidad de San Luis Chico, donde se construyó una nueva planta. Además, como parte del proyecto EnDev Bolivia, gracias al soporte financiero y técnico de WCS y de la Cooperación Técnica Alemana (GIZ), se instaló un sistema fotovoltaico para una mejor conservación de los jabones y sellar los envases de manera más homogénea.
Merced a este emprendimiento, desde 2018 al 2021 se han generado Bs 60.436 por la venta de los aceites esenciales y jabones. Ingresos que fueron distribuidos entre las 34 mujeres que actualmente conforman el proyecto. La firma de un acuerdo con la empresa social Origen-Chomateo SRL –conformada por la Asociación de Productores de Café Ecológico Regional de Larecaja (APCERL) y la organización de productores lecos de cacao (Chocolecos)–, ha sido clave para potenciar las ventas a través de internet, al igual que las conversaciones realizadas con los hoteles del destino turístico de Rurrenabaque: Madidi-Pampas para la distribución de los aceites esenciales y jabones.
Este emprendimiento ha demostrado ser una opción viable para mejorar los ingresos de las mujeres indígenas, además de empoderar su posición en sus comunidades. Iniciativas económicas gestionadas por mujeres como la que suscita esta nota contribuyen a preservar saberes tradicionales y a mejorar los medios de subsistencia y la calidad de vida de las comunidades indígenas, a tiempo de proteger la biodiversidad.