Jesús Martínez Mollinedo es biólogo, responsable de Investigación de Vida Silvestre Amenazada de WCS.
Desde hace 20 años, WCS está realizando esfuerzos para que las comunidades e instituciones del Beni se comprometan en la lucha por garantizar la supervivencia de las dos únicas especies de primates endémicas de Bolivia documentadas hasta ahora: el lucachi rojizo (Plecturocebus olallae) y el lucachi cenizo (Plecturocebus modestus), ambas en peligro de extinción. Entre otras actividades, se han realizado capacitaciones y campañas para dar a conocer las investigaciones sobre estos monitos con impactos significativos sobre su cuidado, lo que pone en relieve la importancia de la educación como una de las estrategias más efectivas para impulsar la conservación de la biodiversidad.
Estos primates fueron observados y registrados por primera vez en 1938 por los hermanos Alfonso y Ramón Olalla en expediciones en el Beni. Con esta información, un año después, el biólogo sueco Einmar Lönnberg estableció que eran dos especies diferentes entre sí que nunca antes habían sido documentadas y que habitan únicamente en el Beni. Tras estas primeras investigaciones, los lucachis cayeron en el olvido durante 65 años hasta que, merced a una investigación impulsada por WCS en 2002, logramos observar ejemplares de ambas especies en el municipio de Reyes. Este redescubrimiento marcó el inicio de una serie de estudios y actividades dirigidas a su conservación.
Los lucachis son monógamos y viven en familias reducidas. Demarcan sus territorios mediante vocalizaciones muy características. Se alimentan principalmente de frutos y complementan su dieta con hojas, flores e insectos. Habitan en ecosistemas de sabanas donde los bosques se hallan como islas en los municipios de Reyes, Santa Rosa y San Borja (Beni). Se trata de hábitats fragmentados y reducidos seriamente amenazados por las actividades humanas. Por ello, no sorprende que los lucachis cenizos, con una población de menos de 20.000 ejemplares, hayan sido catalogados En Peligro. Y aún más preocupante es la situación del lucachi cenizo, con una población de apenas 2.855 individuos, considerado En Peligro Crítico. Ambos se encuentran entre los 25 primates más amenazados del planeta, de acuerdo con la IUCN. Este conocimiento, generado a través de los estudios de WCS, ha sido clave para planificar acciones de conservación.
Foto:Jesús Martínez/WCS Plecturocebus olallae/WCS
Conscientes del valor biológico y cultural de los únicos primates endémicos de Bolivia y de la importancia de contar con el apoyo de la población local para su conservación, resolvimos impulsar un proceso orientado a fortalecer valores y promover cambios de actitud en favor del entorno natural. Las acciones se enfocaron en brindar información y en recopilar saberes locales, tarea que se efectúa de manera constante. La realización de actividades de educación ambiental en las escuelas fue estratégica por su llegada a un gran número de hogares a través de los estudiantes, quienes se encuentran en una edad muy receptiva a nuevos conocimientos y a incorporarlos en su vida futura. Merced a estos esfuerzos, las autoridades y comunidades locales hoy tienen una mayor valorización respecto a la importancia de preservar a estos primates, cuya supervivencia está íntimamente ligada a la conservación de los hábitats que los cobijan.
Conocimiento que a su vez se ha traducido en importantes políticas y acciones para contrarrestar las amenazas que enfrentan los lucachis, principalmente debido a la quema de sus bosques para habilitar tierras de pastoreo y cultivos, la ampliación de la carretera principal que atraviesa la zona y la caza de vida silvestre. La creación de las áreas protegidas municipales Pampas del Yacuma (616.453 ha, en Santa Rosa) y Rhukanrhuka (859,451 ha, en Reyes), en las que ambas especies son prioridades de conservación, ha sido un logro fundamental en esta tarea. La existencia de estos primates ha servido para fortalecer la gestión de estas áreas protegidas que albergan una importante y singular riqueza natural y cultural.
En día recientes, la Sociedad Primatológica Internacional dio a conocer la entrega de un premio por nuestra contribución a la conservación de estos primates a través de los esfuerzos de información y educación formal e informal, que se suma al premio de ciencia y tecnología otorgado en 2021 por el Ministerio de Educación. Estos reconocimientos nos alientan a seguir trabajando por la valorización y conservación de estos extraordinarios y únicos monitos, cuya sola existencia evidencia la gran riqueza natural de Bolivia, uno de los 15 países con mayor biodiversidad del planeta.