En la expedición se registraron 707 vertebrados, 168 son nuevos registros para Exaltación; 46 para el Beni; 28, para Bolivia y nueve posibles nuevos registros para la ciencia. Los grupos de aves (345), peces (190) y mamíferos (104) voladores y terrestres presentaron la mayor cantidad de registros de especies. A continuación se detallan los resultados de todos los grupos estudiados en la expedición.
La diversidad de peces revela el buen estado de conservación de los Grandes Lagos de Exaltación
En general los lagos muestran un buen estado de conservación y sus poblaciones de peces se encuentran saludables, lo cual se confirma al haber encontrado comunidades completas en los lagos estudiados. De las 190 especies identificadas 97 son nuevas para Exaltación, 27 para el Beni y 16 nuevos para Bolivia. También se obtuvieron registros de especies posiblemente nuevas para la ciencia, de los géneros Pygopristis, Serrasalmus y Loricaria.
Entre los registros nuevos para Bolivia destacan principalmente varias especies de sardinas, un pez cuchillo (Rhamphichthys drepanium), un tetra (Hyphessobrycon griemi) y un serepapa (Apistogramma pulchra). Además, están presentes varios grupos taxonómicos y en los lagos más transparentes la mayor diversidad de peces es de la familia Cichlidae. “Es necesario profundizar las revisiones de algunos géneros y especies de las cuales se tiene escasos registros en el país y en la cuenca del Madera en general, para resolver cualquier duda taxonómica”, explica Aldo Echeverría, investigador de WCS, parte del equipo que hizo los estudios en ictiofauna y ADN ambiental.
Foto: Robert Wallace/WCS Pterygoplichthys lituratus
Rogaguado, el segundo lago más grande de la zona de estudio, presentó mayor riqueza de especies de peces en zonas de palmares, orillas con vegetación sumergida y en entradas de arroyos a lo largo de las orillas del lago. Allí se obtuvieron siete nuevos registros para la región núcleo de los Llanos de Moxos y dos nuevos para Bolivia: Loricariichthys stuebelii y Bryconops giacopinii (sardina), compartidos con otros lagos de la región de estudio.
Para el registro se utilizaron varios métodos de colecta dependiendo de las características de cada zona de estudio como las redes de espera de tipo agalleras, que se utilizan en cuerpos de agua sin corriente y profundos o las mallas de arrastre que son usadas en ríos en los que se puede caminar.
Otras especies importantes en términos culturales son el tucunaré (Cichla pleiozona), especie carismática registrada con frecuencia, con potencial para el turismo de pesca con devolución obligatoria, y el surubí (Pseudoplatystoma fasciatum), que sirve de sustento para muchas familias.
Se requiere más tiempo de muestreo para llegar a registrar más especies y se pretende seguir trabajando en esta área para aumentar los registros para los Llanos de Moxos, para el departamento y para Bolivia.
Anfibios y reptiles identificados en la región de los Grandes Lagos
El conocimiento de especies de anfibios y reptiles en las llanuras de inundación y el Cerrado contribuye a la conservación y el manejo de la herpetofauna. En los tres lagos y en el río Iruyañez se registraron 25 especies de anfibios y 41 especies de reptiles, muchos de los cuales son los primeros para el Beni y contribuyen a llenar importantes vacíos de información.
Del total de anfibios, 15 son nuevos registros para Exaltación, cuatro para el Beni y tres para Bolivia. Tres son especies candidatas para la ciencia, de los géneros Scinax y Leptodactylus. En cuanto a los reptiles, 28 son nuevos para el municipio y dos especies de los géneros Cercosaura y Epictia son candidatas para la ciencia.
Foto: Robert Wallace /WCS Cercosaura sp.
“Con esta expedición vamos a incrementar la lista de especies de anfibios y reptiles para Bolivia, y con mayores esfuerzos de búsqueda, vamos a tener nuevos registros. Hemos visto especies desconocidas como la rana leptodactilo de gran tamaño (Leptodactylus vastus). También hay serpientes grandes como la culebra amarilla (Drymarchon corais) que controlan poblaciones de otros vertebrados. Es maravilloso encontrarlas”, afirma Luis Rolando Rivas, investigador del Centro de Investigación de Recursos Acuáticos (CIRA) de la UABJB.
Foto: Robert Wallace /WCS Lysapsus limellum
Los principales métodos fueron las búsquedas activas mediante caminatas en diferentes tipos de ecosistemas (bosques, pampas, chaparrales y ambientes acuáticos); las trampas de caída con barrera y los encuentros casuales de anfibios o reptiles vivos o muertos.
Como especies prioritarias para la conservación están la peta de río (Podocnemis unifilis), las tortugas terrestres (Chelonoidis denticulata y C. carbonarius) y el caimán negro (Melanosuchus niger). Sus poblaciones están disminuyendo debido a la recolección indiscriminada de sus huevos. Adicionalmente, estas y otras especies están siendo amenazadas por la deforestación, la contaminación y los incendios. Estos últimos ocurren periódicamente en las pampas (llanuras) y afectan grandes extensiones y a los escasos bosques circundantes de los lagos, ríos y arroyos.
Gran diversidad de aves y mucho por explorar
La diversidad de aves en los grandes lagos es alta y requiere acciones urgentes para su conservación. Durante la expedición se identificaron especies amenazadas, como el águila coronada o chaqueña (Buteogallus coronatus); especies con nuevo rango de distribución, como el cuco pavonino (Dromococcyx pavoninus); y especies migrantes, en su mayoría atrapamoscas, como el "avioncito" (Alectrurus tricolor), catalogado como Vulnerable (VU) a nivel global. También se encontraron 67 especies migrantes, australes y boreales que aprovechan los recursos de las pampas y bosques.
“Todos estos lagos necesitan atención, tanto de los conservacionistas como de las autoridades locales y nacionales, especialemente Guachuna y Rogaguado, donde existen importantes poblaciones humanas en crecimiento” explica Víctor García, investigador asociado a Armonía, que participó en la expedición.
Foto: Robert Wallace /WCS Jabiru mycteria
De los 347 registros, 12 son nuevos para Exaltación y tres especies nuevas para el Beni: el zambullidor pico grueso (Podilymbus podiceps), el saltarín tirano vientre pálido (Neopelma pallescens) y la paloma-perdiz violacea (Geotrygon violácea), documentada en Bolivia hasta ahora solo en los bosques de galería e islas de bosque del Parque Nacional Noel Kempff Mercado. Adicionalmente, se buscó a la paraba barba azul (Ara glaucogularis), especie endémica de los Llanos de Moxos y críticamente amenazada por la pérdida de su hábitat. No se pudo constatar su presencia.
En el relevamiento, realizado durante 26 días, se realizaron más de 4.000 observaciones y se registraron 5.600 individuos, combinando métodos audiovisuales y grabaciones del coro del amanecer. Se usaron además las listas de Mackinnon, que tienen la ventaja de poder adaptarse a cualquier tipo de hábitat.
“El éxito de la recuperación de las poblaciones amenazadas dependerá de nuestra capacidad para generar datos ecológicos claves; y lo que es más importante, para contar con estrategias de gestión rápida y eficaz para proteger a estas poblaciones y al conjunto de aves amenazadas de la ecorregión”, concluye García.
Mamíferos pequeños, medianos y grandes en la expedición
En los Llanos de Moxos, el sistema de sabanas es extenso y ha sido poco estudiado. Gracias a la expedición, se han cubierto muchos vacíos de información en cuanto a mamíferos pequeños, medianos y grandes. De las 104 especies registradas, los mamíferos pequeños (voladores y terrestres) representaron el 63,5 %.
El grupo de murciélagos obtuvo 44 registros, 10 nuevos para Exaltación, cuatro nuevos para el Beni y dos para Bolivia. Uno de ellos, del género Eumops (Eumops aff. wilsoni), es un posible nuevo registro para la ciencia. Entre los mamíferos pequeños terrestres se registraron 22 especies entre marsupiales y roedores; entre estas destacan un ratón del cerrado (Cerradomys cf. subflavus), tres ratones colilargos (Oligoryzomys cf. matogrossae, Oligoryzomys cf. microtis-utiaritensis, Oligoryzomys cf. microtis-moojeni) y una rata espinosa de Gardner (Proechimys cf. kulinae-gardneri), de la que no se tenían registros.
Foto: Robert Wallace /WCS Eumops cf. wilsoni
“El akodon huanchaca (Juscelinomys cf. huanchacae) es el único registro confirmado para el Beni. Esta especie solo fue capturada en el lago Guachuna, los otros registros aún deben ser corroborados”, explica Marisol Hidalgo, investigadora del Museo Nacional de Historia Natural.
Foto: Robert Wallace /WCS Juscelinomys cf. huanchacae
Durante el trabajo de laboratorio, el número de especies registradas en campo aumentó y el esfuerzo de campo realizado muestra que aún hay más especies de mamíferos por descubrir. “El estado de conservación para roedores no está suficientemente evaluado, y es importante hacerlo porque son animales que no se dispersan tanto con otros más grandes. Es importante tomar en cuenta además que los impactos en el ambiente (incendios, ganadería, ampliación de la frontera) podrían ser más negativos al afectar su hábitat y disminuir las poblaciones”, concluye Hidalgo.
Entre los mamíferos medianos y grandes se encontraron especies muy relevantes como los monos endémicos (Plecturocebus), el ciervo, los tatús de las pampas (Dasypus Novencinctus y Dasypus septencinctus), así como la gama (Ozotoceros bezoarticus) y el jaguar, al que los comunarios hacen referencia, pero no fue visto durante la expedición. La presencia de estas especies indica un buen estado de conservación y su importancia para la vida silvestre.
Foto: Robert Wallace/WCS Mazama gouazoubira
“La presencia de especies emblemáticas muestra que son zonas importantes para su conservación. El haber encontrado especies grandes que están a la cabeza de la cadena trófica muestra que el resto de la comunidad de fauna que viene por debajo está en buen estado”, explica Guido Ayala, investigador de WCS.
Entre las 38 especies registradas destacan, por su relevancia y situación de amenaza, el bufeo (Inia boliviensis), especie endémica de los Llanos de Moxos; el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus); el borochi (Chrysocyon brachyurus) y el marimono (Ateles chamek). Además, se obtuvo un nuevo registro en la zona: el peji (Euphractus sexcinctus), y se fotografió a un gato del pantanal (leopardus braccatus) del que no se tenía registro en la zona. “Con esta información se amplia el área de distribución de esta especie, ya que antes había solo tres registros en Bolivia”, explica María Viscarra, investigadora de WCS.
Foto: Robert Wallace /WCS Inia boliviensis
La combinación de métodos permitió incrementar el registro de especies y optimizar los resultados. Las cámaras trampa permitieron registrar especies de difícil observación y obtener información para estimar abundancias. Las caminatas de registros (de 15 a 20 km en un día) facilitaron la observación directa de especies, y la metodología de ocupación se enfocó más en el registro indirecto, como es el caso de las huellas.
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