El 11 de septiembre, en la comunidad potosina de Río Grande (municipio de Colcha “K”), se inauguró la temporada de aprovechamiento de la fibra de vicuña 2022, que se prolongará hasta mediados de diciembre. Desde 1998, esta actividad se realiza en Bolivia bajo un modelo sociocomunitario que incluye varias técnicas y acciones de conservación, protección y aprovechamiento. Este modelo sigue los lineamientos del Convenio para la Conservación y el Manejo de la Vicuña de 1979, ratificado por Bolivia mediante el DS Nº 17625, del 30 de septiembre de 1980.
La cantidad de fibra aprovechada varía cada año, según la planificación realizada por las comunidades manejadoras, presentes en cinco regiones del país (Potosí, Oruro, La Paz, Tarija y Chuquisaca), agrupadas en la Asociación Comunitaria para la Comercialización de la Fibra de Vicuña de Bolivia (ACOFIVB). A su vez, Wildlife Conservation Society (WCS) proporciona apoyo técnico en todo el proceso, desde la planificación, organización y ejecución de la captura, esquila y liberación de los animales aptos para el aprovechamiento de sus fibras. También ha impulsado innovaciones técnicas como el empleo de la esquila mecánica en lugar del uso de tijeras, para agregarle valor adicional a la fibra y mejorar el manejo y la comercialización de los vellones.
Este año, en un esfuerzo conjunto entre la ACOFIV, la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGBAP) y WCS Bolivia, entre otras instituciones, se desarrollará el aprovechamiento de la fibra en comunidades de La Paz, Potosí, Tarija y Oruro. Se prestará particular atención al uso de la esquila mecánica frente al empleo de las tijeras, pues conlleva varias ventajas: mejores rendimientos en la fibra y tiempos más cortos, lo cual disminuye el estrés de los animales y permite obtener fibras más homogéneas. También se realizarán acciones de monitoreo para evaluar la salud de las vicuñas, poniendo énfasis en la presencia de sarna y de otros parásitos.
Asimismo, se contribuirá a realizar censos de vicuñas en áreas protegidas en las que no se están realizando acciones de conservación con miras a aprovechar la fibra de las vicuñas de manera sostenible: el Parque Nacional Sajama (Oruro), la Reserva Biológica de la Cordillera de Sama (Tarija), y la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa (Potosí). Las estimaciones poblacionales son esenciales para planificar y optimizar el aprovechamiento de la fibra, al determinar las zonas de mayor población y los ejemplares aptos para la esquila. Por otra parte, pueden contribuir a identificar enfermedades y factores de riesgo susceptibles de afectar las poblaciones de los camélidos.
Este modelo de aprovechamiento, junto con otras políticas públicas enmarcadas en convenciones internacionales (CITES) y acuerdos regionales (Convenio de la Vicuña), así como normas nacionales, ha permitido la recuperación de esta carismática especie, que se encontraba seriamente amenazada a finales de los sesenta y que hoy presenta poblaciones saludables y susceptibles de aprovechamiento. Se trata de un valioso ejemplo de conservación y de trabajo conjunto que ha contribuido a mejorar los ingresos y la calidad de vida de decenas de comunidades andinas vulnerables, a tiempo de preservar una especie fundamental para el mantenimiento de los ecosistemas en los que habita.
Fotografía: Humber Alberto / WCS