Entre el 13, 14 y 15 de junio, se realizó el censo de vicuñas en el Área Natural de Manejo Integrado (ANMIN) Apolobamba, en el que se registraron 15.212 individuos, un número similar al registrado en 2022.
“La población se está manteniendo estable pese a que estamos enfrentando una gran sequía desde el año pasado. Sin embargo, esta especie es resistente a estos eventos extremos”, explica Humber Alberto, responsable del manejo de vicuña en WCS.
Como parte de su estructura social, las vicuñas se distribuyen de la siguiente manera: 61% de grupos familiares, conformados por un macho, las hembras y sus respectivas crías; 35% corresponde a la tropilla de machos, conformada por machos jóvenes que pueden llegar a más de 100 vicuñas; el 1% conformado por machos o hembras solitarios (los mismos pueden ser machos enfermos o animales adultos) y, finalmente, el 3% es no diferenciado, ya que por su dimorfismo sexual no pueden ser identificados a simple vista. La estructura familiar de las vicuñas (base para el manejo y aprovechamiento), está conformada en un 59% por hembras o madres, 26% por crías y 15% por machos reproductores.
Aproximadamente 120 personas se desplazaron para realizar esta actividad, entre guardaparques, vigilantes comunales, autoridades originarias y miembros de la asociación regional y de las asociaciones comunales de manejadores de vicuñas de Apolobamba. Previo a la actividad se llevó a cabo un taller de capacitación en metodologías de estimación poblacional y de organización del censo, con la participación de todos los involucrados.
Según Alberto, existe un mayor compromiso por parte de las comunidades y los guardaparques en la conservación de las poblaciones de la vicuña. “Pese a las amenazas que enfrenta, como el cambio climático o la minería aurífera que está creciendo bastante en el área protegida afectando principalmente bofedales y fuentes de agua”, explica.
Esta actividad se realiza cada año en el marco del Programa de Aprovechamiento y Conservación de la Vicuña que ejecuta el ANMIN Apolobamba. Se trata de un trabajo conjunto entre las comunidades afiliadas a la Asociación Regional de Comunidades Manejadoras de Vicuña (ARCMV-A) y el Área Natural de Manejo Integrado Nacional Apolobamba, dependiente del SERNAP, la supervisión de la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGBAP) y de la Asociación Comunitaria para la Comercialización de la Fibra de Vicuña en Bolivia (ACOFIV) y el apoyo técnico de Wildlife Conservation Society (WCS), gracias a la colaboración de la Fundación Darwin.
Fotografías: Christian Gutiérrez/WCS