Con más de 40 publicaciones registradas en la Biblioteca virtual del sitio web del GTLM (https://llanosdemoxos.org), Umberto Lombardo, doctor en Geografía por la Universidad de Berna (Suiza), es uno de los investigadores más destacados en estudios sobre los suelos de la Amazonía y en particular respecto a la ocupación precolombina en los Llanos de Moxos (Beni). En 2021, en el marco del programa Horizon Europe, impulsado por el Consejo Europeo de Investigación para dar respuesta a grandes cuestiones científicas, Lombardo recibió una de las becas de investigación más importantes del mundo para desarrollar el proyecto Drivers of Demographic Dynamics (DEMODRIVERS).
Bajo un enfoque interdisciplinario, que “integra la arqueología convencional con la geoarqueología, biomarcadores, paleoclimatología, paleoecología e inteligencia artificial de última generación”, este proyecto busca comprender hasta qué punto las tendencias y patrones demográficos de los Llanos de Moxos respondieron a condicionantes externas, como el clima, e internas, como la cultura o el desarrollo tecnológico de los pueblos.
Está previsto que el estudio dure cinco años, incluidas tres etapas de trabajo de campo en los Llanos de Moxos por un total de nueve meses, y será implementado por un equipo multidisciplinario conformado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Aprovechando su presencia en Trinidad, el GTLM conversó con Lombardo sobre este interesante proyecto y las investigaciones que ha realizado en los suelos de la Amazonía boliviana.
Gonzalo Jordán Lora (WCS) / ¿Cuáles han sido los descubrimientos más destacados que has logrado hasta ahora junto con tu equipo de investigación en el paisaje biocultural de los Llanos de Moxos?
Las investigaciones arqueológicas y los estudios de suelos que hemos realizado en las islas de bosque de las pampas benianas desde 2006 nos han permitido demostrar que estos lugares son, en realidad, sitios arqueológicos de origen humano. Y este, sin duda, constituye un hallazgo muy importante, el cual ha sido posible gracias al análisis de los fitolitos.
Este término se deriva de las palabras griegas fito (planta) y litos (piedra). Los fitolitos son una suerte de vidrios microscópicos que se forman dentro de las células de las plantas o en los espacios entre células. Al ser cuerpos de vidrio, estas partículas son sumamente estables, se pueden preservar decenas de miles de años. Además, la forma de los fitolitos varía según el tipo de planta de la que proceden, con lo cual podemos identificar su origen.
Gracias a estas características, a partir de muestras extraídas en las islas de bosque de las pampas benianas, hemos determinado la existencia de fitolitos procedentes de calabazas, de yuca y de otras plantas comestibles con más de 10.000 años de antigüedad. Lo cual evidencia que estos sitios arqueológicos ya estaban habitados hace miles de años, y también que los Llanos de Moxos fue un centro de domesticación muy, muy temprano de plantas.
Otro descubrimiento interesante ha sido la identificación de fitolitos de maíz de aproximadamente 7.000 años de antigüedad en estas islas de monte. Esto demuestra que el maíz ya se cultivaba en Latinoamérica hace unos 7.000 años, y que desde aquella época ya existía una continuidad de la actividad de cultivo entre regiones de Suramérica y Norteamérica, pues, como sabemos, este cereal fue domesticado por primera vez en México.
¿Cómo eran los suelos y el paisaje de los Llanos de Moxos hace 10.000 años?
Tenemos algunos datos preliminares respecto a cómo era el medio ambiente pasado de los Llanos de Moxos. Sabemos, por ejemplo, que hasta hace unos 4.000-5.000 años el clima era más seco, y que luego se registró un aumento en el nivel de la pluviometría (cantidad e intensidad de las lluvias). Esto parece que también pasó en el lago Titicaca y coincide con la aparición de bosques al norte del Beni.
Pero, en general, sabemos relativamente poco sobre el pasado de los suelos y del clima de esta región, pues no contamos con archivos paleoclimáticos fiables que nos permitan reconstruir los cambios en la pluviometría durante el Holoceno, es decir, durante los últimos 11.000 años. Tampoco existen registros de polen que abarquen este periodo. Hay estudios de sedimentos de algunas lagunas que cubren los últimos 2.000-4.000 años. Pero no tenemos una clara indicación del punto de vista del polen, de la vegetación, que había en los Llanos de Moxos hace 10.000 años. Y justamente uno de los objetivos del proyecto DEMODRIVERS es llenar este vacío de información.
¿Cuáles son los principales retos a los que enfrenta este proyecto?
El proyecto es bastante complejo. Está previsto que realicemos excavaciones en cuatro islas de monte. Además, vamos a extraer muestras en más de 100 de estas islas, distribuidas a lo largo de los Llanos de Moxos. Y esto, desde el punto de vista logístico, es bastante complejo. Para poder recopilar y transportar muestras de manera rápida y eficiente, evitando riesgos de contaminación, hemos importado de Estados Unidos una perforadora hidráulica, la cual es bien pesada. Entonces, necesitamos abrir una brecha hasta el centro de cada una de las islas que vamos a explorar para poder ingresar con esta maquinaria, la cual transportamos en una chata. Y todo ello representa un trabajo de campo bastante complejo, no solamente por el peso de la perforadora, sino también por la gran envergadura de los sitios de estudio y su difícil acceso.
¿Cuáles son tus expectativas y metas a futuro en términos de investigación y descubrimientos en los Llanos de Moxos?
Buena parte de lo que haré en el futuro depende de los resultados de este proyecto. Si todo sale bien, al final de esta investigación, que nos va a permitir examinar cientos de sitios, vamos a tener una idea global de las dinámicas poblacionales, de los cambios ambientales y culturales registrados en los Llanos de Moxos en los últimos 10.000 años. Y de allí van a surgir muchas más preguntas. Por ejemplo, con la información recopilada espero poder encarar la pregunta de cómo fue la transición desde la civilización o civilizaciones que construyeron las islas de monte hacia las sociedades que construyeron los camellones, los terraplenes, la lomas, etc.
Actualmente no tenemos ni idea de cómo se dio este proceso, si se registró una evolución de una sociedad a otra o si hubo una inmigración de afuera. Hay muchos vacíos respecto a las características de las culturas que habitaron los Llanos de Moxos hace miles de años. No sabemos si la gente que construyó las islas de monte perteneció a una misma cultura o si hubo diferencias culturales dentro de las islas. Y los resultados de este proyecto nos va a permitir comenzar a observar todas estas preguntas de una manera más clara y van a dar lugar a nuevas interrogantes.
¿Cómo crees que tus investigaciones pueden contribuir al conocimiento y la conservación del patrimonio cultural de la región y al desarrollo sostenible en esa área?
Yo creo que lo más importante es que la gente se dé cuente que estas cosas son muy interesantes y de gran valor. Y que por ello hay investigadores que vienen de otras partes del mundo para estudiar la arqueología y los suelos de los Llanos de Moxos. El proyecto que estamos implementando desde la Universidad Autónoma de Barcelona, con el apoyo financiero de la Unión Europea, es un ejemplo del interés que hay en reconstruir el pasado de esta región, que es sumamente importante para la arqueología a nivel mundial. Y espero que la población del Beni entienda esto, entienda que lo que hay aquí es un patrimonio muy, muy importante que se tiene que proteger.
Ese es el primer paso, es el paso fundamental, para que luego se desarrollen planes de manejo que realmente funcionen, leyes de protección que realmente funcionen. Porque, hasta que la gente local no les dé importancia a estos sitios, no se van a comprometer con su cuidado, y es muy importante que todos los benianos se conviertan en promotores de su protección.
Fotografías: DEMODRIVERS