Las rayas de agua dulce son una familia de peces emparentada con las rayas marinas y los tiburones. Los movimientos tectónicos que dieron lugar a la deriva del continente sudamericano, en diferentes momentos de su historia geológica, y al surgimiento de los Andes, favorecieron probablemente la penetración de algunas especies de origen marino, como es el caso de la familia Potamotrygonidae. Las especies de esta familia se distribuyen ampliamente en los ríos de las tierras bajas del continente. Su mayor riqueza se encuentra en la cuenca amazónica, con 22 de las 31 especies conocidas.
Estos animales son de sorprendente belleza por la forma casi circular de su cuerpo, que termina en una cola con un aguijón en la punta, y por los diferentes patrones que exhiben. La piel de la mayoría de las especies tiene tonalidades grises y marrones claros y oscuros. Presentan diseños en forma de manchas, anillos, lunares, rosetas redondeadas o hexagonales y punteados, de colores blancos, azulados, violetas, naranjas, marrones claros, que les otorgan singularidad.
Los estudios de las rayas en Bolivia son aún escasos. Es uno de los grupos de peces menos conocidos, considerando que hay alrededor de 900 especies de peces registradas. Expertos ictiólogos del Museo Nacional de Historia Natural y de Wildlife Conservation Society realizaron un primer análisis del conocimiento existente en Bolivia sobre la diversidad, riqueza y ecología de las especies de rayas, que se publicó en el libro ‘Rayas de agua dulce (Potamotrygonidae) de Suramérica’, liderado por el Instituto Alexander von Humboldt. Hasta el momento, se encuentran descritas cinco especies de los ríos de las cuencas del Amazonas y del Paraguay-Paraná: Paratrygon aiereba, Potamotrygon falkneri, Potamotrygon motoro, Potamotrygon orbignyi y Potamotrygon tatianae. Cuatro de estas especies han sido identificadas dentro del Parque Nacional Madidi.
Los tamaños reportados de las rayas adultas varían de entre 26 y 83 cm de ancho de disco y de 25 y 92 cm de largo de disco; sin embargo, se sabe que algunas especies, como P. motoro, pueden llegar a tener un mayor tamaño. Son animales vivíparos, con una baja fecundidad, por lo que pueden ser susceptibles a impactos ambientales. Aunque en Bolivia no han sido incluidas en la lista de especies amenazadas, por falta de información, se tiene conocimiento de que en los últimos años se ha incrementado su uso comercial por los acuarios, al igual que en los otros países del continente.