Desde 2002 WCS impulsa investigaciones y evaluaciones del estado de conservación de los dos primates endémicos de Bolivia: el monito lucachi rojizo (Plecturocebus olallae) y el lucachi cenizo (Plecturocebus modestus). La información generada sobre ambas especies es significativa y permite conocer mejor sus requerimientos de conservación.
Para entender las necesidades de conservación de las especies se deben conocer elementos básicos de su biología y ecología, así como las amenazas que las afectan. “Los datos que hemos generado sobre los dos monos endémicos en los últimos 20 años representan la base de todas las acciones de conservación que están en marcha”, explica Robert Wallace, director del Programa Madidi Tambopata.
Lucachi cenizo (Plecturocebus modestus) Fotografía: Omar Torrico/WCS
Si bien los primeros especímenes fueron registrados en 1938 por los hermanos Olalla, por más de 65 años no hubo información de estas poblaciones silvestres sino hasta 2002 cuando los esposos Felton redescubren ambas especies durante la expedición de WCS al oeste del Beni. Esto inicia una serie de estudios científicos que aportan nuevos e importantes conocimientos sobre la historia natural de los monos lucachi, su ecología comportamental y características del hábitat.
“Los estudios sobre su historia natural, uso de recursos alimenticios, organización social, espacio requerido, comportamientos y reproducción fueron esenciales para entender su adaptación a hábitats de bosques fragmentados y sus requerimientos de sobrevivencia”, afirma Jesús Martínez, Responsable de Investigación de Vida Silvestre Amenazada, en WCS.
Estas especies, muy parecidas entre sí, se diferencian a simple vista por el color del cuerpo y el largo del pelaje. El hecho de que ambas especies habitan en sitios muy próximos exigió desarrollar evaluaciones taxonómicas para poder clasificarlas. Los estudios genéticos revelaron que las especies son distintas pero que están estrechamente relacionadas, lo que sugiere que su separación fue reciente en la escala evolutiva, hace aproximadamente un millón de años.
Las investigaciones sobre el comportamiento (uso del espacio y alimentación), entre 2007 y 2011, revelaron su flexibilidad ecológica, al poder habitar bosques fragmentados. Los grupos de lucachis cenizos ocupan un área de 9,7 ha, consume principalmente frutas y alternativamente flores e invertebrados (insectos); en cambio, los grupos de lucachi rojizo ocupan un área de 7,2 ha y se alimentan también de frutos, pero además consumen hojas. “Las diferencias en su alimentación muestran variaciones de hábitats que deben ser consideradas para su conservación”, comenta Wallace.
Los estudios sobre los límites de distribución y abundancia de estas especies incluyeron la búsqueda intensiva de grupos, a partir del conocimiento local y de la georreferenciación de su ubicación. Permitieron registrar además el número de individuos que conforman los grupos y estimar sus edades de acuerdo al tamaño del cuerpo.
Martínez explica que los métodos utilizados fueron la observación directa y escuchar el llamado territorial. “Este último era grabado y reproducido para promover respuestas vocales de los grupos (técnica de playback) que responden a estos llamados dando a conocer su ubicación”.
El tamaño de las poblaciones de ambas especies se calculó contando los grupos presentes y generando estimaciones de densidad de estos grupos en un área determinada. De esta manera se conoce que existe una población de 2.855 individuos del monito lucachi rojizo, en un área de 383.4 km2, y que el monito lucachi cenizo tiene una población de 20.072 individuos en un área de 9.966.4 km2.
La fragmentación del bosque y la existencia de actividades humanas también motivaron estudios de algunos rasgos del paisaje donde habitan los lucachis. Se trata de zonas boscosas, bosques (naturalmente) fragmentados, hábitats ecológicamente muy frágiles, y su protección representa un desafío para la sobrevivencia de estas especies endémicas.
Mediante el análisis de imágenes satelitales, se evaluaron los niveles de deforestación en el sudoeste del Beni (2001-2009); se examinaron los riesgos de deforestación en el rango de distribución de los lucachi endémicos, considerando la intensidad y frecuencia de las inundaciones y los factores promotores de incendios, buscando identificar zonas vulnerables a la pérdida de bosque.
Los resultados de un nuevo análisis de los modelos de ocupación del lucachi rojizo (2021) permitieron concluir que las variaciones de tipos de bosque son determinantes para la presencia de grupos de esta especie. “Este tema requiere mayor investigación y sus resultados podrían aportar mayores insumos sobre el hábitat para mejorar su conservación”, concluye Martínez.
Todos estos estudios fueron la base para la categorización de ambas especies por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Actualmente el mono lucachi rojizo se encuentra en Peligro Crítico (CR) por estar restringido a los bosques de la parte alta del río Yacuma, mientras que el lucachi cenizo es una especie En Peligro (EN) cuya distribución, relativamente mayor, se superpone con zonas donde hay asentamientos humanos.
“Hoy sabemos cuántos monitos están en peligro y este es un importante avance en el conocimiento de la biología y ecología de primates e incluso de mamíferos“, afirmó Martínez.
El importante aporte de conocimientos científicos sobre estas especies de primates endémicos fue reconocido en el Premio Plurinacional de Ciencia y Tecnología 2021 otorgado por el Ministerio de Educación. WCS obtuvo el primer lugar en la categoría de Recursos Naturales, Medio Ambiente y Biodiversidad, con el proyecto “Investigación y Conservación de dos primates endémicos de Bolivia: Plecturocebus olallae y Plecturocebus modestus”.
Enlace a la nota del Premio Plurinacional de Ciencia y Tecnología 2021
Fotografía: Omar Torrico/WCS